domingo, diciembre 23, 2012

ELENA FERRÁNDIZ TEJE LOS RECUERDOS DE LA VIDA PARA LUCHAR CONTRA EL OLVIDO.

 

La ilustradora publica con la editorial Legua su cuarto libro, 'Hilos de colores', una sugestiva reflexión cuya primera edición encuentra el apoyo de la Fundación Alzheimer España
José Antonio López cádiz | Actualizado 23.12.2012 - 05:00
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"Cuando la abuela le regaló su historia, llena de colores y cosida con las agujas del corazón, la niña comprendió que algunas veces la memoria puede ser tan frágil como los hilos que se lleva el viento... que las experiencias de la vida se entretejen para formar lo que cada uno es, y que cuando todo se olvida, la mejor medicina son los besos...". Este es el texto de contraportada que resume la intención de Hilos de colores, el cuarto libro de Elena Ferrándiz, en el que la ilustradora gaditana, nacida en San Fernando, se adentra en el complejo entramado del Alzheimer para reflexionar acerca de la enfermedad, de quienes la sufren directamente y de sus cuidadores, pero también de los niños que se convierten en testigos de un mal cuyas consecuencias no alcanzan a comprender.

Publicado por la editorial Legua, Hilos de colores tuvo días atrás en Madrid su primera aparición en sociedad, en el transcurso de un taller del Salón del Libro Infantil y Juvenil que se celebraba en el Centro Conde Duque de la capital española. La sensibilidad de Elena Ferrándiz al abordar esta enfermedad le ha permitido el apoyo de la Fundación Alzheimer España, que ha colaborado en la primera edición de este libro ilustrado y escrito por la autora gaditana y que pronto estará en las librerías.

Elena Ferrándiz reconoce que se trata de "un tema duro y delicado" al que ha intentado acercarse con un texto "poético repleto de metáforas" y con ilustraciones "llenas de colores y símbolos". La autora explica que no ha querido hacer un libro didáctico ni explicativo de la enfermedad, sino que ha pretendido más jugar con las emociones de la vida, con los recuerdos, de manera que los hilos del título quieren simbolizar las experiencias de la vida, que desaparecen de la memoria si se pierde ese hilo.

Aunque sus libros están dirigidos generalmente a todos los públicos -menores y adultos con muchos guiños a estos últimos-, sí reconoce que con esta obra quiere llegar especialmente a los niños y adolescentes, a quienes considera desprotegidos frente a una enfermedad que no entienden y con la que muchos tienen que convivir en casa. Por eso en Hilos de colores es una abuela la que "escribe y cose su propia historia para su nieta, porque sabe que llegará un momento en que se le escaparán todos los recuerdos. Y quiere hacerle este regalo en forma de libro para que su nieta comprenda y conozca a quien habita detrás de esa mirada perdida de niña. Con el libro quiero reivindicar la dignidad de los enfermos; ya que ellos olvidan, que nosotros no nos olvidemos de ellos. Que de esta manera los niños entiendan un poco mejor a sus abuelos y aprendan la importancia de manifestar el cariño", resume Ferrándiz.

Pero también pretende la ilustradora isleña acercarse con su libro a los cuidadores, a quienes atienden a los enfermos en una labor "inestimable y abnegada", Y por extensión, Elena Ferrándiz estima que el libro puede ayudar a quienes sufran cualquier otra enfermedad que les haga dependientes y a las personas que los cuidan.

Los proyectos personales de Elena Ferrándiz, que sigue mientras tanto colaborando con sus ilustraciones en otras obras, pasan por publicar un quinto libro que saldrá al mercado en primavera y que llevará de nuevo el sello de Thule, la editorial catalana que le abrió las puertas editando sus tres libros anteriores: Media naranja, El abrigo de Pupa y Amor en juego.
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